Durante varias horas, un incendio en terrenos pertenecientes a la empresa Refinor, dedicada a la refinación de petróleo, generó pánico ante la posibilidad de que cuatro grandes tanques llenos de crudo pudieran explotar.

Cada calle de la ciudad era un enfrentamiento entre los piqueteros atrincherados y la gendarmería, que no dudó en usar balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Según los cronistas de Mundus, era lo más parecido a las intifadas de Medio Oriente, ya que los pobladores respondían con honderas que arrojaban cualquier proyectil que encontraran.

La situación social en esa provincia del norte de la Argentina se ha agravado en los últimos años como consecuencia de la recesión que sufre el país, y se ha convertido en un verdadero polvorín que podría repetirse en varios puntos.

El Gobierno nacional debió aparte soportar graves disturbios en la Ciudad de Buenos Aires que terminaron cuando algunos activistas destruyeron el frente de vidrio de la Casa de la Provincia en la Capital Federal.

Dos víctimas fatales alcanzaron la muerte en forma totalmente infortunada, ya que una de ellas (Carlos Santillán, 27 años) había ido al Cementerio a prenderle una vela a una hijita muerta y la otra (Carlos Ríos, ) fue alcnzado por un disparo en la plaza del Pueblo donde había ido a buscar a su caballo que se había espantado por los estruendos.

El Ministro del Interior, Carlos Mestre, manifestó que el país está en calma y que los dolorosos hechos vistos por todo el país a través de las imágenes de TV responden a seguidores del sindicalista municipal jujeño Carlos "Perro" Santillán.