El ex y efímero Ministro de Economía, Ricardo López Murphy quiso cortar de una sola movida la mitad del presupuesto que las universidades públicas reciben del Tesoro Nacional. Contradiciendo incluso lo que marca el Presupuesto Nacional sancionado por las Cámaras, en la Casa Rosada desde hace tiempo tienen la intención de generar un auténtico mecanismo de exclusión social, como es el arancelamiento universitario. Pero desde el radicalismo nadie esta dispuesto a denunciar que el verdadero "gasto" en ese sector educativo ha sido desde haec casi 17 años, la fuente de financiamiento de las juventudes de boina blanca.

Nadie quiere apuntar sus cañones hacia un dirigente que tiene un peso demasiado importante desde las sombras, sosteniendo a intelectuales afines al alfonsinismo y al delarruismo gracias a la existencia de ignotas comisiones de estudio. Oscar Shuberoff permanece incólume en la UBA a pesar de los cientos de denuncias periodísticas en su contra. La presencia de militantes radicales empleados en la principal casa de estudios es muy notorio, y quizás allí esté el gasto que el Estado debería reducir, evitando marginar a miles de argentinos de condición social humilde que acceden a la educación esperanzados en que ello se convierta, no ya en un trampolín sino en una escalera para mejorar su condición socio-económica.