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Medidas del Ministro Cavallo alientan la esperanza de la reactivación.

Parece mentira que en menos de 72 horas, en el mismo país, con el mismo Gobierno, hayamos escuchado un plan de economía que nos condenaba a la marginación y recesión permanente (López Murphy) y otro (Domingo Cavallo), que nos devuelve la esperanza e impone la palabra reactivación.

En solo dos días, el líder de Acción por la República anunció medidas destinadas a reencauzar la economía argentina, que ya atraviesa su record recesivo de tres años.

Los principales puntos son:

· La convertibilidad se mantiene a rajatabla.

· Se baja a cero el arancel a los bienes de capital no fabricados en el país.

· Se incrementarán los aranceles de importación a bienes de uso que provengan de países con regímenes laborales anacrónicos (que por ejemplo utilizaren mano de obra esclava).

· Se sancionará la Ley de competitividad, destinada a bajar los costos argentinos en un 20 % sin tener que tocar el tipo de cambio. Esto ya generó inquietudes en Brasil, porque querían que nuestro país adopte su política devaluatoria. Con ello, retornaríamos a lo peor de nuestra historia económica. Se eliminarán impuestos provinciales, municipales y nacionales a los bienes de capital y consumo de energía industrial, destinado a bajar los costos de la producción.

· Hasta diciembre de 2002, las transferencias financieras tendrán un impuesto del 0,6 %. De allí se generará un aumento de la recaudación, que acompañará la reducción de gastos en el Estado, procurando achicar el alarmante déficit fiscal.

· En materia laboral se eliminarán todas las trabas que impidan la generación de empleo, y probablemente se eliminen los aportes patronales.