Tomó presuroso el avión presidencial que el propio Fernando De la Rúa le había enviado a Chile y retornó al país consciente de la emergencia del caso. En solo una jornada en Buenos Aires se comportó como un verdadero Primer Ministro. Le encargó al Presidente que pelee por tener en sus manos el Artículo 76 de la Constitución, que le permitirá tomar medidas administrativas de emergencia salteando el engorroso tramo parlamentario. Se reunió con el ex Vicepresidente Carlos Alvarez al que convenció de retornar al Gobierno. Conversó personalmente con los principales gobernadores justicialistas que le prometieron un tiempo de "impasse". En su primera jornada como nuevo socio del gobierno movió todas las fichas. No escatimó más de un llamado al exterior para que algún pool inversor norteamericano pueda invertir en el país para revertir el clima y la sensación de recesión permanente que vive la Argentina.

Insistió en que solo accedería a una coalición con el pomposo título de "unión nacional" que incluya la base mas amplia de adhesiones. En lo posible, con su frenética forma de trabajar quería "todo o nada" y por ello no quería a nadie fuera del plato. Algunos sectores quedan afuera casi sin discusión, como es el caso del sindicalismo combativo y los grupos estudiantiles, pero Cavallo sabe que si logra cambiar el clima social pocos les prestarán atención a esas opciones.

Hasta ahora hemos tenido varios jefes de Gabinete, pero por primera vez desde la reforma del año 94, Cavallo promete convertir el puesto en el de un auténtico Primer Ministro.