A pocas horas de conocerse la noticia según voceros brasileños el gobierno argentino admitió la preocupación oficial sobre datos que hacen temer la pérdida del status de país libre sin vacunación (el máximo grado de pureza en la cría de ganado). Algunos medios informativos, entre los que nos incluimos, sospecharon desde un comienzo que esta movida del vecino país era una especie de venganza por la postura argentina de no acompañar el reclamo brasileño ante el Canadá por el cese de compras de carnes de esa nación socia del Mercosur dispuesto en forma unilateral por los norteños.

Las autoridades argentinas dispusieron una rápida vacunación preventiva, el control del movimiento de ganado y el envío de una delegación sanitaria que concurrió a los Estados Unidos y Canadá para explicar las medidas tomadas. En principio, esos mercados aceptaron las razones de las medidas adoptadas y no han suspendido las órdenes de importación de ganado. Europa no fue tomado en cuenta en estas explicaciones porque afronta su propio drama de la "vaca loca", que está provocando dantescos espectáculos de matanzas masivas de ganado en Inglaterra. Incluso, se conoció la exportación de una partida de ganado en pie inglés, que habría llegado al Viejo continente antes de la prohibición de exportar, pero seguramente con la presencia del maligno virus.

La Argentina no ha podido aprovechar el mercado europeo no solo por las nuevas sospechas de aftosa sino porque los habitantes del primer mundo se están reprimiendo en el consumo de carnes rojas por todos los temores que han surgido en el último año de contraer algún tipo de enfermedad.