Con mucho celo se observó en la Casa Rosada la reunión que varios gremialistas (Hugo Moyano, Omcar Viviani, Raúl Martínez entre otros) y empresarios (encabezados por Ignacio de Mendiguren) tuvieron con el titular del Episcopado argentino, Monseñor Estanislao Karlic. Al término de la misma, manifestaron la urgencia de buscar un modelo nacional que le de esperanzas y oportunidad a la mayor parte de la población, que hoy ve cercenadas sus posibilidades de progreso.

Esto fue mal interpretado en los círculos oficiales ya que se interpreta como un apoyo tácito a la oposición, que hoy por hoy también tiene un fuerte espacio en la propia Unión Cívica Radical (partido de Gobierno). Por ello, en su intento de ir desarmando frentes, pidió a la Iglesia que ayude y convoque a la paz social y no a alentar los piquetes (que desde el Ministerio de Trabajo pretenden desactivar quitándole el manejo de los planes "Trabajar" (subsidios encubiertos para "desocupados").