"A partir de ahora ya no pediremos mas dinero al exterior porque se acabó el crédito para nuestro país", manifestaba el mandatario, plasmando mas un estado de ánimo (de cansancio) que un diagnóstico.

Remarcó que ahora el mecanismo de gastos será equivalente al de ingresos. El déficit será igual a cero. El orden de prioridades en cuanto a lo recaudado será para pagar primero la deuda externa, los sueldos, elgasto social y proveedores. Las reducciones de pago serán proporcionales a la caida de las recaudaciones. De la Rúa aclaró que este ajuste será conducido por el Gobierno y no por los bancos acreedores. Seguramente que la presión de las instituciones financieras hartaron la paciencia del Presidente de la Nación.

"Este sacrificio que estamos anunciando es para los agentes y proveedores del Estado, no para los privados...porque ya lo hicieron", fue la frase que verdaderamente rebotó en la ciudadanía, dejando la impresión de que esta vez le tocas a los que siempre vivieron en una burbuja. No habrá despedidos, aunque sí reducciones, como lo vienen haciendo todos los que see mueven en el ámbito privado.

Se terminó. Se pone fin a una forma perversa de perder cada día un poco mas de soberanía en pro de los acreedores. Si la economía reactiva, cobrarán. De lo contrario, deberán campear el temporal, como lo viene haciendo el resto de la Argentina desde hace años. 

Julio 2001 ©